29.11.12

ESTRÉS Y ANSIEDAD. RELACIÓN CON LA COGNICIÓN

El  estrés es una respuesta fisiológica que se produce ante estímulos estresantes y que ayuda al organismo a adaptarse para pelear o huir.
La ausencia o el exceso de estrés son dañinos para el organismo; mientras que la cantidad óptima de estrés es esencial para la vida, el crecimiento y la supervivencia.

Se reconocen tres fases del SGA que son: 

1. Fase de alarma. Ante la percepción de una posible situación de estrés, el organismo empieza a desarrollar una serie de alteraciones de orden fisiológico y psicológico (ansiedad, inquietud, etc.) que lo predisponen para enfrentarse a la situación estresante. La aparición de estos síntomas está influida por factores como los parámetros físicos del estímulo ambiental (p.e. intensidad del ruido), factores de la persona, el grado de amenaza percibido y otros como el grado de control sobre el estímulo o la presencia de otros estímulos ambientales que influyen sobre la situación.
Esta fase tiene dos momentos:

·        Choque
·        Contra-choque.

El choque: Consiste en la reacción inicial del organismo ante la aparición del estresor. Implica una serie de cambios neuroendocrinos (v.gr., incremento de presión arterial, ritmo cardiaco, tensión muscular, nivel de catecolaminas, etc.) a fin de preparar al organismo para enfrentarse al estresor.

El contra-choque: Consiste en  movilizar las conductas específicas adecuadas para cesar el estresor y restablecer el equilibrio homeostático.

 La alteración de la activación fisiológica que se produce, característica en esta fase, se debe a la intervención de los ejes neurales y simpático-medulo-adrenal.
En esta etapa en la cual se inicia ante la exposición a estresantes que el organismo no está acostumbrado a percibir.
A fin de mantener la homeostasis (equilibrio) el organismo reacciona, como medida preventiva.
De ésta manera se pasa a la segunda etapa.
2. Fase de resistencia. Supone la fase de adaptación a la situación estresante.
En esta fase el organismo, en cierta manera, trata de adaptarse al estresor, ante la imposibilidad de mantener de forma prolongada el elevado nivel de activación de la reacción de alarma. A pesar de ello, continúa la elevada activación fisiológica, debido a la actuación del eje hipofiso-cortico-suprarrenal.

Sin embargo, se produce una mejora y desaparición de algunos de los síntomas fisiológicos alterados en la fase previa.

Por ejemplo, la rama parasimpática trata de disminuir los índices cardiacos, se observa una reducción en la activación del córtex adrenal, etc.
Es aquí donde el organismo pone en juego todos sus componentes para hacer frente al estresor, resistiéndose o bien adaptándose.
Si se logra el equilibrio deseado ante la exposición del agente estresante, el organismo vuelve a la normalidad. Si el estresor desaparece, entonces finaliza el proceso; en caso contrario, se pasa a la siguiente fase.

3. Fase de agotamiento. Si la fase de resistencia fracasa, es decir, si los mecanismos de adaptación ambiental no resultan eficientes Ingresamos en esta etapa, cuando el organismo no logra el equilibrio deseado, es decir cuando el agente estresor nos supera.
Al llegar a esta etapa, ya no puede mantenerse el estado de adaptación.
En esta ultima fase el organismo carece de las reservas adaptativas necesarias para hacer frente al estresor, aun presente. El resultado es el agotamiento del organismo, pudiendo significar su muerte.
Durante dichas fases se encuentran funcionando tres ejes fisiológicos que secuencialmente son el eje neural, el eje neuroendocrino y el eje endocrino. 

a)     El eje neural y el eje neuro-endocrino (simpático-méduloadrenal)

La aparición del estresor -fase de reacción de alarma- produce una activación en los sistemas nerviosos autónomo y somático (ambos incluidos en el eje neural), que desencadena las acciones correctivas correspondientes, aunque de breve duración.

·        El eje neural se caracteriza por el aumento del tono muscular, la paralización corporal, la reacción de alerta cortical y la descarga masiva del simpático. 

b) El eje hipófiso-cortico-suprarrenal

La activación de este eje se produce cuando las respuestas al estrés son más crónicas y prolongadas (fase de resistencia del SGA). Interviene el hipotálamo, la hipófisis y la corteza suprarrenal.

·        El eje neuroendocrino consiste en la secreción de adrenalina y noradrenalina por la médula adrenal y sus consecuencias corporales. 

c)  El eje hipófiso-gonadal
Las hormonas sexuales también se ven afectadas por las situaciones de estrés. Estas hormonas están controladas por el sistema hipotálamo-hipófisis, de acuerdo con un esquema de funcionamiento similar al que controla la secreción de cortisol. El hipotálamo libera hormonas gonadotropinas (GnRH) que estimulan la hipófisis. Esta glándula segrega dos hormonas, la foliculoestimulante (FSH) y la luteinizante (LH, en el varón también se denomina ICSH) que controlan el funcionamiento de las gónadas. En la mujer actúan sobre el ovario estimulando la producción de estrógenos y progesterona, y en el varón sobre las células intersticiales del testículo, favoreciendo la producción de testosterona.
·        El eje endocrino se caracteriza por la activación del eje funcional hipotálamo-hipófisis-corteza suprarrenal-cortisol.

El cortisol es la hormona principal del estrés cuyas acciones a corto plazo son esenciales para la vida, pero su exceso a largo plazo es dañino porque se produce una falla total del organismo y disminuye la capacidad corporal de resistencia.
Existen múltiples patologías asociadas al estrés y los síntomas que indican su presencia son de tipo emocional, de comportamiento, intelectual y físico.

1.1.2. CONSIDERACIONES A LA TEORÍA DE SELYE

Como aspectos relevantes de la teoría cabe destacar los siguientes;

1.-  Su carácter de reacción inespecífica, es decir, siempre es la misma respuesta, independientemente del tipo de estímulo que la haya provocado (v.gr., psíquico, fisiológico o físico). Lo que varía es la intensidad que alcanza, que dependerá de la magnitud del estresor o de las demandas requeridas para el ajuste metabólico a la situación

 2.- La reacción de estrés puede ser causada tanto por experiencias desagradables como agradables, siendo el factor determinante la intensidad de la exigencia a la que se somete el organismo.

3.- El estrés forma parte de los procesos adaptativos del organismo y su naturaleza es de signo positivo más que negativo. Por consiguiente, no es algo que por sí mismo deba ser evitado, pues la carencia total de estrés significaría la muerte.

Sólo bajo determinadas condiciones, los efectos del estrés pueden tornarse negativos y causar daños graves, y hasta irreparables, en el organismo. A estas condiciones, Selye les denomino distress para diferenciarlas del eustress, con efectos positivos.

Por otra parte, la teoría no esta exenta de críticas. Por ejemplo, en el estado de activación generalizada que conlleva el estrés no se considera la escasa covariacion entre el nivel de activación de los distintos sistemas de respuesta

-principio de fraccionamiento o discordancia entre los sistemas de respuesta- . Tampoco se atiende a la respuesta fisiológica idiosincrásica de cada persona ante estresores diferentes -principio de especificidad -, ni a la reactividad especial en algún componente especifico de dicho sistema -principio de estereotipia-. Otro aspecto cuestionable se refiere a la similitud que existe entre las manifestaciones vegetativas del estrés y las que producen otros estados emocionales (v.gr., alegría, desafío, etc.).
Esto lleva a plantear que el estrés, como respuesta biológica, no tiene suficiente entidad propia ni es lo bastante diferenciable de otros fenómenos.


1.2. EL ESTRÉS COMO ESTÍMULO O DEMANDA AMBIENTAL

El estrés es definido en términos de las demandas”estresores” del entorno que alteran el funcionamiento normal del organismo.

Una cuestión que ha tenido que abordar esta perspectiva teórica ha sido la clasificación de las múltiples demandas del ambiente que elicitan la respuesta de estrés.

Clasificacion de los estresores:

1.- Estresores físicos y psicológicos.

Los estresores físicos tienen una naturaleza material e inciden directamente sobre los órganos internos o externos del cuerpo.

Pueden ser de tres tipos:

a) La actividad corporal (v.gr., nadar, correr, etc.) que causa estrés porque exige un esfuerzo extraordinario al organismo.
 b)  Las condiciones físicas externas extremas (v.gr., frio, calor, etc.).
 c) Factores fisiopatológicos (v.gr., bacterias, sustancias toxicas, etc.) que ponen en peligro la vida del organismo.

Los estresores psicológicos pueden estar constituidos por demandas sociales o del propio sujeto, que inciden sobre características de su personalidad.

 a) las tareas mentales que exigen atención o concentración resultan estresantes especialmente en condiciones de presión temporal.
 b) estresores que implican una amenaza a la propia autoestima
 c) estresores de amenaza interpersonal (v.gr., conflictos de pareja, amistades, etc.).


1.3. EL ESTRÉS COMO UN PROCESO DE VALORACIÓN DE DEMANDAS Y RECURSOS DISPONIBLES

Teoría  la formulada por Lazarus y colaboradores

El estrés es conceptualizado como un proceso relacional entre el individuo y su medio, y en el que se consideran las características peculiares de aquel y la naturaleza y demandas de este.

"el estrés psicológico es una relación particular entre el individuo y el entorno, que es evaluado como amenazante o desbordante de sus recursos y que pone en peligro su bienestar"

1.3.1. VALORACIÓN COGNITIVA

La valoración cognitiva se define como "el proceso que determina las consecuencias que un acontecimiento dado provocara en el individuo"

 No se trata de un análisis de la información estimular per se, sino de la evaluación subjetiva que la persona hace de ella, en relación con su capacidad para afrontarla.

 Para Lazarus  la evaluación cognitiva constituye el mediador cognitivo de las reacciones de estrés, es decir, los procesos de evaluación que median entre las respuestas de estrés y los estímulos que las provocan. Tales procesos implican una valoración continua del significado que el estimulo tiene para la persona, dando lugar a tres tipos de valoración: primaria, secundaria y reevaluacion.

a)     La valoración primaria consiste en evaluar las demandas de la situación y las posibles consecuencias que pueden tener para el individuo.

Lazarus y Folkman  distinguen tres tipos de valoraciones: irrelevante, benigna o positiva y estresante.

─ En la valoración irrelevante, las demandas ambientales no tienen implicaciones para la persona y/o esta no muestra interés por sus consecuencias. La reacción emocional que se genera es neutra. Aunque esta evaluación carece de interés adaptativo por si misma, ocurre lo contrario con los procesos cognitivos necesarios para catalogar un evento como irrelevante.
─ En la valoración positiva las demandas son evaluadas favorablemente y con consecuencias positivas, bien porque se preserva o bien porque se logra un determinado bienestar personal.
Las reacciones emocionales suelen ser placenteras, tales como alegría, felicidad, regocijo, tranquilidad, etc.

─ En la valoración estresante, las demandas pueden ser evaluadas como: daño/perdida, amenaza y desafío. El estrés por daño o pérdida se produce cuando ya se ha sufrido algún perjuicio (v.gr., lesión física, daño social, deterioro en la autoestima, etc.). La respuesta de estrés se desencadena de forma inmediata y sin que medie ningún otro proceso cognitivo emocional.

El estrés por amenaza se produce por la anticipación de un daño que todavía no ha ocurrido, pero se prevé como inminente si no se actúa para evitarlo. La importancia adaptativa de la amenaza se distingue de la del daño o perdida en que permite el afrontamiento anticipatorio. En la medida en que el futuro sea predecible, el ser humano puede planear y tratar por anticipado algunas de las dificultades que espera encontrar.

 El  estrés por desafío se refiere a la valoración de situaciones que suponen un reto para la persona y en las que es tan posible perder como ganar.

Tanto si las demandas son percibidas como amenaza o desafío son causa de estrés, aunque por razones diferentes. En la amenaza, el estrés se debe al énfasis del potencial lesivo del estresor en la valoración; en el desafío, a la probabilidad mayor en obtener beneficios más que perjuicios o danos. Ademas, las reacciones emocionales que se suscitan en cada caso, tambien son diferentes.
La percepción de amenaza suele generar ansiedad o miedo, mientras que el desafío, impaciencia o regocijo. En este caso, la valoración de las capacidades propias necesarias para ganar hace que la persona experimente emociones positivas.
La amenaza y el desafío no son excluyentes entre si. Aunque difieren en sus componentes cognitivos (valoración de daño vs. de dominio o ganancia) y afectivos (las emociones negativas vs. positivas) pueden ocurrir de forma simultanea, incluso puede producirse un cambio en la relación entre ambas evaluaciones, a lo largo de una misma situación. Inicialmente, la evaluación puede considerarse mas desafiante que amenazante, o viceversa, y mostrarse en sentido inverso mas adelante. Un ejemplo de este tipo seria la posibilidad de una promoción laboral.

 La evaluación que del nuevo cargo puede hacer el candidato puede implicar elevadas demandas, adquirir nuevas habilidades mediante un aprendizaje costoso y de corta duración, prolongación de jornada laboral, etc. Todo ello entraña el riesgo de verse desbordado por las nuevas demandas. Pero, al mismo tiempo, tal promoción puede ser vista como una oportunidad para adquirir nuevos conocimientos, mayor responsabilidad y remuneración económica, ampliar el círculo de relaciones sociales, etc. Por consiguiente, la misma situación puede verse como un desafío y, a la vez, como una amenaza. A medida que se gana en control sobre la situación, como resultado de los esfuerzos cognitivos de afrontamiento, la evaluación tendera a ser más beneficiosa y positiva que amenazante.

b) La valoración secundaria se refiere a la evaluación de los recursos o habilidades que se poseen para afrontar la situación estresora. Es una actividad característica de lo que debe y puede hacerse en cada momento. Incluye la evaluación de la eficacia de las estrategias de afrontamiento, el que una estrategia específica sea aplicada con efectividad, y las consecuencias de su empleo en otras situaciones que podrían ocurrir simultáneamente. Aunque esta evaluación esta condicionada por las capacidades y recursos individuales, el resultado también esta determinado por las demandas percibidas en la valoración primaria.

c) La reevaluación hace referencia a la posibilidad de introducir cambios en la evaluación inicial, como resultado de considerar información nueva del entorno y los recursos de afrontamiento.
La valoración primaria y la reevaluación pertenecen al mismo tipo de proceso, salvo que esta es posterior y modifica a aquella.

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